Comunica2 100%

CRÓNICA DE LA PEQUEÑA PROSTITUTA DEL PARQUE DE BOLIVAR

17.05.2010 00:55

 

ELABORADO EN ABRIL 19 DE 2010

CRÓNICA

LA PEQUEÑA PROSTITUTA DEL PARQUE DE BOLIVAR

UNA NOCHE EN LA CIUDAD DE MEDELLÍN

Cuarenta y seis minutos antes de las 6 de la tarde. Lunes 19 de abril. La niña de tan sólo 12 años se prepara para iniciar una jornada de trabajo normal en su vida, que terminará a la media noche.

Viste un suave rosado en su blusa hombliguera, un jean que se ajusta a la perfección a su delgada y hermosa figura, 6 cm de tacón la separan del suelo, luce un cabello negro y con unas leves ondas que se deslizan sobre su espalda, se ve sensual a pesar de ser aún una niña y parece muy solicitada por lo que pude observar.

Yuliana Andrea García Osorio, es la protagonista de esta historia y de aquella noche de abril en la que pude presenciar la cruel y dura realidad de esta ciudad, ella es una de las 17 jóvenes menores de 19 años que se encuentran en este parque, en espera de un generoso y necesitado hombre que venga a buscarlas para complacerlo sexualmente.

Lleva 1 año y 8 meses en ésta labor y desde ese tiempo vive donde doña “Rosita”, una señora que alquila habitaciones por día a $20.000, en el barrio Caicedo Villa Lilian, y paga la habitación con su prima Deisy de 14 años.

Precisamente Deisy, es la persona que la involucró poco a poco en este terrible mundo, pues ella ya llevaba su buen tiempo en el negocio y le decía que era algo muy rentable.

Ella me cuenta un poco de lo que hace todas las noches antes de iniciar su labor, “mi vida se convierte en un completo desorden a partir de las 5:20 de la tarde, meto sacol, tomo licor y, en algunos casos, drogas para evitar o disimular mi repudio por el cliente”, aunque deja claro que probó la marihuana hace mucho tiempo y no le gustó.

El panorama era aterrador, el cliente se acerca, negocian el precio (como si fuese un producto), ella le explica qué incluye el servicio, recibe el dinero y se dirigen al hotel que le llaman “la 55”, un lugar sin letrero afuera y con múltiples historias adentro. “La 55” es la calle Perú en donde se sitúa el lugar donde ellas llevan a sus clientes.

Andrea trabaja como independiente, no está sujeta a un proxeneta como sucede en otros lugares donde la prostitución es ejercida por todo tipo de mujeres. La prostitución es un negocio de estratos bajos y altos, pues el embrujo del dinero, ropa, carros, comidas y rumbas en lugares reconocidos de la ciudad, ha llevado a miles de mujeres bellas físicamente a pertenecer al mundo de las más solicitadas en la sociedad de hoy: Mujeres Prostitutas, aquellas que se visten en forma provocadora, se maquillan en exceso y andan de celular en mano.

Al hablar de la familia su rostro refleja un profundo dolor, al parecer la distancia no es tanta, pues su familia también vive en el Barrio Caicedo, “mi antiguo hogar es algo desbaratado”, pues Helena, como le dice Andrea a su madre de 33 años, tiene cinco hijos más, los cuales ha tenido con hombres diferentes, y que por cierto ninguno responde por ellos, es más “apenas dejaron en embarazo a mi madre de la mayoría no se volvió a saber nada, muchos ni siquiera conocen a su hijo como sucede conmigo”, expresó Yuliana.

La responsabilidad de Helena con los cinco hijos menores que Andrea, hizo que descuidara de ella, dejándola al cuidado de sus hermanos sin importar si asistía a la escuela, si sentía hambre o si simplemente dormía bien, pues las largas jornadas de su madre hacían que ella se quedara en casa día y noche, lo que la llevó a cancelar su cuarto grado de primaria, que fue el grado en el que se quedó hace tres años. Esta misma situación fue la que impulsó a Yuliana a irse de su casa y refugiarse en los consejos de su querida prima. Además tan poca es la preocupación de la madre por ella, que ni siquiera sabe que su hija vende su cuerpo todos los días al frente de la enorme Catedral Metropolitana.

El reloj de la iglesia marca ahora las 7:05 de la noche, a esta hora el templo cierra sus puertas a los feligreses, mientras que por el parque pasan presurosos hombres y mujeres para llegar a sus casas a descansar, otros apenas se preparan para comenzar a trabajar, como es el caso de doña Luz, la señora que con dos termos gigantes se acerca a cada persona que transita por el parque, para ofrecerle un tinto caliente y delicioso, pero ella no es la única que aprovecha la fresca noche para trabajar, Yuliana Andrea dice: "el lunes es un día muy productivo, porque sus clientes vienen estresados del fin de semana".

Algunas de mis preguntas le dibujan una leve sonrisa en sus labios, otras prefiere no contestarlas, pero tan sólo sus expresiones me bastan y responden involuntariamente, aunque yo no le pregunté nada referente a eso, ella me arrojó el dato de lo que cobra por vender su cuerpo media hora $20.000 y que en toda la noche se hace de $40.000 a $60.000. Dice además que sus clientes están entre los 20 y los 50 años.

Cerca de las 7:48 de esa noche, se encuentra sentada junto a mí, en una silla en frente del parque, nos reímos, mientras sobre nosotros caen unas cuantas gotas señal de lluvia cercana. Observé que la mayoría de los hombres que recurrían a ellas eran mayores de 35 años y bastante ejecutivos, que tranquilamente podrían ser sus padres.

A ella le gustaría tener una casa propia, para dársela a su madre y así ayudarle con el resto de sus hermanos, continuar y culminar sus estudios, le gustaría ser escritora y por medio de libros llegarle a las mujeres que estén pasando por esto que ella vive o hayan pensado hacerlo, darles una luz y esperanza de que todo tiene solución y de que ese no es un buen camino a seguir. No descarta tampoco la posibilidad de encontrar una pareja que la ame y casarse con él, alguien que le haga el amor sin dinero a cambio, que la respete y consienta como si aún fuera una pequeña niña de 10 años, que fue a la edad que inició esta triste vida.

Por último, dijo que saldría de esto si tuviera un estudio fijo y alimentación. Me extendió su mano agradeciéndome porque la distraje un rato, la hice reír mucho y porque nunca nadie se había interesado por saber como llego a esta vida, así se despidió Yuliana Andrea con una tenue sonrisa.

Volver

Buscar en el sitio

© 2009 Todos los derechos reservados.